Hemos visto en una entrada anterior, las acciones de la
vitamina D a nivel cerebral. Ahora vamos a tratar otra vitamina, en este caso,
la vitamina A. En este caso, la evidencia sugiere, de manera clara, que la
vitamina A ejerce importantes acciones en la fisiología cerebral, tanto en la
embriogénesis como en la vida adulta. El ácido retinoico (principal metabolito
de la vitamina A), está ampliamente implicado en la neurogénesis, la
diferenciación celular, la conectividad sináptica y la potenciación
fisiológica, todos procesos que afectan la plasticidad neuronal.
¿Por qué vitaminas, cuyo déficit en el pasado se supone ya
superado, empiezan a cobrar nuevamente relevancia clínica?
El argumento que justifica este cambio en el tratamiento de
las hipovitaminosis viene de la mano del descubrimiento de las acciones de sus
metabolitos como señalizadotes celulares, de modo que muchas células
interpretan su presencia produciendo proteínas con funciones totalmente
diferentes a las que hemos estado observando hasta ahora. En este caso, el déficit
de vitamina A se relacionaba con alteración de la visión y en el fortalecimiento
de dientes, huesos y mucosas. Ahora, se ha visto que el exceso o déficit de
vitamina A afecta a la función cognitiva.
En un experimento en el que se creaba un modelo transgénico
de ratones con el receptor del ácido retinoico bloqueado. Pues bien, los
ratones mutantes para estos receptores mostraron un desarrollo y crecimiento
normales sin morfología física o neuronal anormales, y sin embargo mostrando
déficits cognitivos en el aprendizaje del laberinto de agua de Morris y
deterioro en el control motor y equilibrio, comparados con los ratones tipo
silvestre. Estos deterioros conductuales se correlacionaron con diferencias
electrofisiológicas en células del hipocampo, que se corresponden con cambios
en la eficacia sináptica a largo plazo que puede afectar el aprendizaje y la
memoria.
Un aspecto importante de los pacientes con enfermedad mental
es la monotonía en la dieta y los desequilibrios alimentarios. En este sentido,
seguimos observando que déficits en determinados nutrientes tienen una relación
directa con alteraciones asociadas a estas patologías, como los déficits
cognitivos. La vitamina A en exceso, también provoca alteraciones (graves en
algunos casos), por lo que lo ideal no es dar formulaciones farmacéuticas, sino
tratar de equilibrar la dieta, teniendo en cuenta que en este caso, la ingesta
de procarotenos no provoca hipervitaminosis y podemos, por tanto, aconsejar la
ingesta de ensaladas con tomate y zanahoria o las comidas con salsa de tomate,
ricas en carotenos y que no provocarán hipervitaminosis.
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