La consideración de la alimentación como un arma terapéutica más, recibe el nombre de dietoterapia. La posibilidad de manipular la alimentación en las enfermedades mentales no es nueva, en absoluto, pero ha pasado por una etapa de desatención y oscurantismo, degradada al conjunto de terapias llamadas de apoyo, de cuidados generales o incluso, de las medicinas no científicas.
La idea de forzar rutas metabólicas mediante manipulaciones dietéticas como apoyo al tratamiento con antipsicóticos en la enfermedad mental es, cuando menos, digna de revisarse por tres poderosas razones.
· La primera, porque todo el arsenal terapéutico en las enfermedades del sistema nervioso central son fármacos cuya actuación es muy poco precisa y los efectos secundarios muy importantes. Por ello merece la pena ayudarse de cualquier medio complementario que pueda ayudar al tratamiento.
· La segunda, porque están implicados neurotransmisores, en algunos de los cuales, podemos alterar su concentración cerebral mediante manipulaciones dietéticas.
· La tercera porque ahora se sabe que hay más de 50 enfermedades debidas a defectos enzimáticos que pueden remediarse con altas concentraciones de la vitamina componente del coenzima afectado, lo que hace que las supuestas mejorías que encuentran algunos clínicos dando altas dosis de vitaminas sea, al menos, digna de estudio.
Se trata de las enfermedades por excelencia del ser humano, afectan a lo más profundo de nuestra diferencia como especie y, sin embargo, generan un fuerte estigma y un gran rechazo social. Los nuevos tratamientos con antipsicóticos causantes de una menor sintomatología extrapiramidal, la actuación social y el mayor conocimiento que se tiene en la actualidad de estas patologías, van consiguiendo integrar a estos enfermos en la sociedad, mejorando su calidad de vida. Sin embargo, queda mucho por hacer. Hay quien habla de enfermedades psico-sociales, y creemos que tienen razón. En cualquier caso, los que tratamos a estos pacientes y a sus familias, sabemos que el éxito se basa en un enfoque multidisciplinar, de modo que al paciente se le trate farmacológicamente con neurolépticos, se le aplique una terapia cognitiva, se le ayude a relacionarse, se les integre en actividades físicas y se controle rigurosamente su dieta.
En este trabajo vamos a sentar las bases bioquímicas, fisiológicas, incluso antropológicas, que justifican una atención a este campo del conocimiento, de forma que pueda ser útil, no sólo desde el punto de vista de la curiosidad científica, sino desde la práctica clínica diaria.
Si realizamos una visión de conjunto de la nutrición como arma terapéutica en las enfermedades del sistema nervioso central, veremos que tendremos que estudiar casi todos los nutrientes, desde las proteínas, carbohidratos (CH) y lípidos, hasta elementos traza como el selenio o el cobre. Cualquier consulta en los buscadores de artículos en revistas médicas especializadas da miles de resultados introduciendo las palabras clave enfermedad mental y dieta.
Finalmente, la relación de un ácido graso –del que hablaremos profusamente- con distintas patologías que afectan –fundamentalmente- al sistema nervioso central, ha dado un poderoso impulso a la dietoterapia en estas enfermedades. De todo ello hablaremos en próximas entradas.
Le seguimos desde el blog Saltando Muros. Saludos y bienvenido a la blogosfera "mental".
ResponderEliminarCésar M.